ADIOS A UNA ROMANTICA

“Amores se van marchando como las olas del mar
Amores los tienen todos, pero quien los sabe cuidar
Quien a los 15 años no dejo su cuerpo abrazar
Y quien cuando la vida se apaga y las manos tiemblan ya,
Quien no busco ese recuerdo……
El amor es como tierra que hay que arar y sembrar
Míralo al caer la tarde, no lo vengan a pisar….”

Este entre otros eran tus mensajes, evocados como solo tu supiste hacerlo, con una voz única, frágil y a la vez desgarrada, tierna o contundente dependiendo de lo que saliera de tu corazón, con unos registros en ella que no dejaban indiferente a nadie, envuelto todo en la más bella música, quizás por empeño tuyo. De esta manera nos regalaste las más hermosas baladas, baladas que hablaban del nacer, que es un poco la primera muerte (luego vendrán otras, hasta que llega la definitiva). Del querer hasta la locura, de lo agridulce del amor, de la cándida adolescencia, de la importancia de ser tu misma sin que nadie te confunda.
Desde la más aguerrida feminista a la más empecinada conservadora, todas las mujeres de aquellos años, adoptaron para sus reivindicaciones, además de para poner firme a alguno de aquellos chicos cincelados en el machismo (paradojas, materno casi siempre), el estribillo de tu canción “Yo no soy esa…”.
Hace algunos años sentí el placer de escucharte y verte muy de cerca, eras una pequeña mujer vestida con austeridad, podías pasar totalmente desapercibida, pero al comenzar a cantar eras atrayente, realmente eras una estrella, por tu voz, tus gestos, la forma de expresión en tus manos, escuchándote me sentía volar para casi alcanzar la utopía, con tus canciones lograba sensaciones como no había sentido antes, salía de la gris realidad del momento para meterme en tu bucle hecho con música y palabras que se atrevían a expresar cosas que de alguna manera todas llevábamos dentro, Tú , nos las sacaste con toda libertad al aire renovado, las dejaste flotando en las estrella y todas fuimos un poco Mary Trini.
Nunca vendiste ni tus éxitos ni tus fracasos, pasaste por el sendero de la vida calladamente, tu forma de ser, vivir o sentir quedo para siempre en tus canciones, en los registros de tu voz y en tus gestos que también decían mucho. Gracias por tu generosidad, por tu excelencia a la hora de gestionar tu vida.
En tu jardín nunca habrá ni otoños ni inviernos, las cosas tan bellas nunca mueren del todo. -Hasta siempre Mary Trini-
Pepa Fernandez

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