T B O

¿Por qué estas tres letras?, lo sabrá su creador, a él tendríamos que dar las gracias toda una generación que crecimos leyendo sus historietas, que esperábamos impacientes el próximo ejemplar cuando ya habíamos escudriñado hasta la más escondida viñeta del anterior, que los coleccionábamos y los intercambiábamos con nuestra amigas, que su lectura nunca nos fue indiferente, haciendo un ejercido más profundo que simplemente leer, que estoy segura que esta lectura y esta afición trajo otras lecturas. Sus historietas podían llegar a ser de lo más sesudas, sin ser rebuscadas ni de doble significado, había mucha lógica en sus historias y mensajes solidarios, y para que no faltase nada hasta mostraba inventos que con el paso de los años más de uno llego a tener aplicación práctica; nunca olvidaré a "Rigoberto Picaporte solterón de mucho porte", a "Mortadelo y Filemón agencia de información" a "Petra criada para todo" (de esta me daba un poco de pena), a "La familia Ulises" (me encantaba cuando iban de excursión), a "Doña Urraca" (personaje tierno en el fondo), a "Carpanta" a "Bartolo as de los vagos" (se conformaba con poco) etc.

Si pasados los años vive en mi recuerdo este T B O, pienso que tuvo que ser muy acertada su publicación dirigida a los niños pero que también enganchaba a los mayores; me pregunto si nuestros hijos recordaran pasados los años algo de lo que leyeron cuando eran niños (si es que leyeron, claro), en caso de que no lo recuerden se justificará por el empacho de publicaciones infantiles que hay y por estar éstas en muchas ocasiones vacías de contenido, amen de todo lo emitido por los medios audiovisuales, se salvaran algunas series, pero hay en ellas por lo general demasiada zafiedad y prima el se vale todo.

Pepa Fernandez 25-XI-02

Allegro en do mayor para Mariah Theresa

Llegaste de muy lejos, como en las viejas historias, tu equipaje es austero, porque las riquezas, los adornos, los complementos y las joyas van dentro de ti. Tu cara de niña buena y tu sonrisa generosa, no me fue indiferente, de esta forma con toda avidez funcionó la química de la amistad y de la empatía entre nosotras. Enseguida supimos escuchar y dar lo mejor de cada una. Gracias por ese encuentro bendecido por las aguas enviadas por los dioses del cielo ¿te acuerdas?

Los retazos de tiempo que pasamos juntas se pueden comparar a la mejor obra del más prestigioso artista. Mi corazón hoy se encoge un poco, porque como dirían nuestros abuelos te vas allende los mares. Yo desde mi refugio de montaña y valles, recordaré nuestras charlas, tus amenas clases aderezadas con bocetos de nuestras vidas, las tertulias saboreando un té, y sobre todo la riqueza a raudales de tu cultura y tu persona, que sin condiciones me transmitiste.

Por todo ello gracias, gracias por tu amistad para siempre. Estoy segura de que no me equivoco mi querida amiga.
XXX ASTURIANOS-PEPA-

DUNA

Ni blanca ni morena, sencillamente dorada, quieta y movida a la vez, según manden los vientos, también la luz abrasadora manda en el desierto; cuando recibes sus rayos partículas galácticas hay en ti y gozosas sombras en tus curvas, las mismas que te hacen parecer cuerpo de mujer desnudo, pero con pulcra desnudez. Nadie te esculpió, nadie cinceló tu torso, y, mirándote con ojos ensoñados, perfecto cuerpo de mujer pareces: redondeados glúteos, firme espalda, tersos pechos, ondulados hombros. Sedosa piel es tu arena, siempre joven y resplandeciente, desnudo de mujer tumbada de caprichosa manera. Desde mi rincón de fantasía así te veo. Duna del desierto, de inmaculada forma, eres eterna y no sabes de vejez, tu piel es lisura y perfección.
Aunque el siroco meza tu cuerpo, volverás a caer dulcemente en un nuevo aposento con insinuantes curvas. Tu nombre es femenino y singular, y al pronunciarte siento percibir un aroma de mujer.


Pepa Fernández – 26-08-03

ATARDECER DE ALTURA

Fue un día de primavera, de los que se recuerdan; de esos que la luz, la temperatura y la justa brisa hacen honor a esa mágica estación.

Mi compañera de clase, al salir me invitó a su casa; muy gustosa accedí, con el sutil presentimiento de que en aquel momento puntual le venia bien mi compañía. Al abrir las puertas de su inmenso salón, me quede sin capacidad de reacción, al verme atrapada ante tanta belleza.

Estábamos justo en medio del Paseo de San Lorenzo; había la misma porción de playa a cada lado, a la altura de su 9° piso, era tan hermoso lo que se reflejaba en mis ojos, que me sentí tocada por un halo mágico. Ocurrió de una forma inesperada, de tal modo, que me invadió una nueva sensación, parecía que viera por primera vez ese mar y esa playa, a pesar de que mi vida cotidiana discurría en su misma orilla

Desde la altura era diferente, la abarcaba y la abrazaba, era toda para mi, y venia envuelta con las alargadas sombras del atardecer.

Después de despedirnos, y ya dentro del ascensor, en los cortos segundos del recorrido, intenté imaginar lo que seria esa panorámica para mi amiga cuando sus ojos se nieguen a ser fieles a la realidad, cuando su vista se nuble con plomiza arenilla, cuando para sus ojos la luz no sea luz, sino oscura nebulosa. Le había oído decir que padecía una rara enfermedad y sus ojos estaban abocados a cerrarse.

Antes de salir del metálico silencio del ascensor sentí un tremendo escalofrío.


Pepa Fernández 2003

QUERER SIN QUERER

Hago esta reflexión, al escuchar en variopintas tertulias, hablar a sociólogos, teólogos, psicólogos, psiquiatras, y algún erudito más, en lo relativo al querer, cosa que realmente a todos nos preocupa mucho, hasta el punto de que sin el excelso intercambio, (recibir y dar), se entiende, amor, cariño, ternura la vida sería miserable e insoportable.

De todas las opiniones y filosofías expuestas, me quedo con la más simple y por tanto la más incólume, que es el querer sin querer. Querer sin el más mínimo esfuerzo, que sea algo que se da sin darse cuenta, sin proponérselo, como si se tratara del más perfecto acto-reflejo.

Entre todos los intrínsicos elementos que diferencian y conforman al ser humano, debería de encontrarse la funcionalidad del cariño; y nunca mejor dicho, algo tejido que cual maraña nos envuelve, pero que nos resulta cómodo y práctico de llevar y de intercambiar sin más rodeos.

Pepa Fernández -Abril 2004-

.....Y AHORA EN QUIEN CREO?


Observo con un cierto amargor, que poco a poco la consolidada cimentación y los firmes pilares que permitieron sostener las estructuras de la fe, la confianza, la seguridad, y alguna otra necesidad vital que obviamente tiene el hombre, se tambalean, se resquebrajan ante tanto estado de abyección en que ha caído el mundo, el próximo y el lejano, con sus mortales al frente. ¿Quizá siempre ocurrió así y no se sabía? ¿Quizá ahora existan unos "porqués", para que el hombre sea mejor?

En este espacio en el que nacimos y crecimos como personas, marcándonos para ello una ética, una moral y unas pautas a seguir, y donde al final vamos a morir, se ha montado una barahúnda tal, que las cosas que suceden, en muchos casos te dejan “fuera de juego”. Las religiones en ocasiones van unidas a la más infame de las violencias; o se han convertido en algo acomodaticio que se practica según el momento, otras veces se usan para manipular descaradamente a masas de personas, utilizando para ello una párvula hipocresía.

La organizaciones humanitarias te sorprende cuando te percatas de que desvían fondos para otros menesteres, o falsean datos para recibir estos fondos, o en fin, algunas funcionan como autenticas multinacionales des-humanitarias. Si se trata de algo más gubernamental, pues, más de lo mismo. El personal para hacer el estudio y la observación en tal o cual país necesitado, se desplaza en primerísima, los hoteles que sean de cinco mejor que de cuatro y a poder ser que un equipo de a pie le den el trabajo hecho. Al final si todo esto vale para algo, eso, ya no es relevante.

Se llega a saber que personas que acuden a proteger o a defender de la barbarie a otras, se dedican a mancillarlas vejarlas y violarlas. Bueno, para tranquilizar conciencias queda el convencimiento de que serán una minoría. Como mínimo alguna pregunta se habrá que hacer ¿o no?

A veces pienso que todo lo que se nos pone en bandeja a través de los medios, es una burda puesta en escena, que no queda casi nada auténtico, que todo está falseado, es como si el mundo real se estuviera licuando y quedaran solo meras sombras distorsionadas.

Al final siempre nos quedará la parcela pequeña de nuestra casa, la pequeña de nuestro entorno, y la más pequeña de nuestro yo. Y por supuesto el creer en la utopía.

Pepa Fernández Febrero 2006

LA VIDA SI FUESE OTRA VIDA,

- Había un lugar diferente, donde todo acontecía de otra manera, nadie cuestionaba su forma de vida, ni como discurría ésta. Los ojos de los lugareños, saciados estaban de sentir el amanecer en todo su esplendor, rompiendo poco a poco la oscuridad que ayudó a descansar los cuerpos. Segundo a segundo, tenían el privilegio de ver la luz hacerse dueña de los montes, el río, el valle... hasta eran capaces de percibir como quedaban establecidas las sombras, cuando el amanecer se había instalado por completo.

En ese espacio de vida, los sabores eran otros sabores, el más rudo paladar disfrutaba del trigo o el centeno cuando saboreaba el pan de cada día. Las frutas eran regalo divino a la hora de compartirlas en la mesa, otras veces quizá tentados por su belleza, se la llevaban del árbol a la boca. Los huertos vecinales eran auténticos vergeles, no se conocían las plagas ni las pestes amenazadoras para las cosechas, y por puro mimo de la madre naturaleza, ésta no enviaba ni sequía, ni pedrisco.

Como no se practicaba la prisa, el buen observador llegaba a captar como se formaba y crecía la más humilde de las hortalizas, o la mejor catalogada legumbre, que era todo un bien para el cuerpo. Los árboles sangraban resina de pura salud y se mantenían intactos, todavía nadie los había maltratado, en ellos, su desarrollo solo se sometía a las leyes naturales. La hierba desprendía su peculiar perfume, y, después de caída la lluvia, la tierra emanaba una húmeda y placentera sensación para el olfato. Hasta la brisa se escurría dejando un olor que no tiene explicación humana y su pureza se colaba por los cuerpos.

Nadie escatimaba su tiempo, siempre se estaba preparado para dedicárselo a los demás si lo necesitaban. En el ambiente reinaba la calma y el sosiego y esto era muy contagioso. Nadie tenía un rostro enjuto, ni un ceño fruncido, los semblantes reflejaban serenidad, ya que es fácil aflorar alegría en las miradas, cuando no prima la ambición ni el egoísmo, cuando no se sabe lo que es la frustración. En definitiva cuando dedicas tiempo a conocerte a ti mismo y te aceptas como eres.

Los sonidos por leves que fuesen se sucedían sin dejar uno atrás: Los pájaros señalando sus lógicas diferencias, el agua del río, por acá apurada, por allá dulce y serena. La fuente con su chorro inagotable y generoso. El mecido que marcaba el viento sobre los árboles y arbustos, con su peculiar siseo. Al percibir los colores que todo lo invadían se apreciaba una armoniosa e inmaculada perfección, que entraba por los ojos como el más maravilloso de los regalos.

En medio de esta belleza sin alardeo ni boato, se vivía disfrutando de lo que casi se ha perdido, ¿o quizás no?, quizás exista en algún lugar y sea cuestión de ir a su encuentro. Si no existiera habría que reinventarlo antes del fulgurante atardecer, no sea que caiga el chal de la noche y su oscuridad nos deje a todos un poco ciegos.
Pepa Fernández 14-10-03

¿ESTUDIAS O TRABAJAS?

Entorno a esta frase se podría hacer el guión de una película en clave costumbrista, con un toque de tragicomedia y con un ambiente de fondo de toda una época bastante reciente. Tan reciente como fueron aquellos años de mi adolescencia y juventud. Por exigencias del guión, esos dos fogonazos de mi vida se apagaron, quedando como opaca nube en el recuerdo. Alguien o algo se había encargado de impedir que viviese con todas sus consecuencias ese paréntesis de mi vida. En mi familia no se andaban con paños calientes; si tu personalidad se estaba reafirmando; o si nadabas en un mar de dudas; pues te apañabas como podías. De no poder estudiar, ya sabias lo que tenías que hacer: a trabajar y a callar. En honor a la verdad y haciendo el análisis desde la madurez, he de decir, -casi con orgullo que yo no era de las qué cataba fácilmente, creo que fui bastante peleona, por lo que tuve que pagar en más de una ocasión con el humillante precio del tortazo.

En el terreno familiar, había que ser madura antes de tiempo, responsable y buena hija. Y si de paso podías compaginar el inicio laboral con una formación académica, es decir, buscarte la manera de ampliar tus estudios, mejor para ti. Se que algunas y algunos de aquellos precoces luchadores", llegaron a la universidad compaginando sus trabajos, yo me quedé un poco más corta, pero confieso que me siento satisfecha. Fue un bachiller hecho después de una jornada de trabajo no muy cómoda. Hoy disfruto sintiendo que gracias a ese esfuerzo añadido, afloraron en mi un sin fin de inquietudes que voy canalizando y dándoles sentido a medida que transcurre la vida. Mi curiosidad intelectual nació y siempre estará viva.

Fueron unos años en los que no era tan complicado encontrar trabajo como creo que lo es hoy. Nos iniciábamos en el mundo del empleo con pocos derechos y con muchas obligaciones; no había que pasar por macro-exámenes; ni había que presentar esos compactos currículos. En realidad la mayoría éramos mano de obra, y eso era muy necesario en las pequeñas o grandes empresas que afloraban, y digo mano de obra, porque casi en su totalidad el trabajo se realizaba manualmente: Mecanógrafas que dábamos 400 pulsaciones por minuto en aquellas ferrosas y rudimentarias máquinas. Telefonistas con montones de circuitos, cables y clavijas, para hacer posible la comunicación. Archivos grandes y torpes con miles de datos guardados siguiendo la más primitiva lógica para su identificación... y un sin fin de trabajos que salían exclusivamente de nuestras manos. También es verdad que se encontraba trabajo porque ibas predispuesta a poner todo el empeño en ser la mejor, además de tener una moral impecable y ser buena persona.

Por aquella estaban bien definidas dos "categorías": trabajadores y estudiantes, estos últimos eran menos pero hacían mucho ruido. Se celebraban los famosos pasos de ecuador, que podían durar hasta una semana y comenzaban a aparecer las movidas estudiantiles. El cansino letargo de este país, tocaba a su fin y los estudiantes tomarían las riendas de un protagonismo que marcaría una etapa decisiva en la nueva sociedad que se estaba fraguando. Era frase obligada, dando los primeros pasos al son de una dulce balada ¿estudias o trabajas?, muchas veces de esta manera se rompía el hielo, para a continuación envolverse en un tímido abrazo y sentir a toda prisa latir un agitado corazón. Casi nunca fallaba, siempre surgía la pregunta. Seguro que en más de una ocasión ese fue el punto de partida para el inicio de una vida en pareja. Organizábamos los guateques como nuestros más fieles aliados para los emocionantes encuentros. Era un romántico comienzo, queríamos soñar por encima de todo, quizás porque nos habían engañado un poco, quizás porque en los años grises de este país ser feliz parecía que estaba penalizado. Lo cierto es que unos con su causa, y otros con la suya, todos teníamos necesidad de desterrar la hostilidad y de cambiar el mundo. Se percibía y se necesitaba imperiosamente un cambio, y, mientras esto sucedía unos a otros nos preguntábamos ¿estudias o trabajas?

Pepa Fernández, 08-03-02

Carta a mi hija Covadonga a sus 11 años en unos días de convivencia organizados por el Colegio

Querida hija:

Voy a aprovechar esta oportunidad para que, en medio de ese sosiego donde vas a pasar estos días, sepas una vez más (me consta que ya lo sabes), lo mucho que te quiero. Fuiste deseada, hasta casi llegar al desaliento, fueron tres años esperando por ti, cada mes que pasaba me parecía una eternidad. Por fin con tu llegada me sentí el ser más afortunado del mundo, me pareciste la obra más hermosa que Dios y el ser humano podía realizar, y, como hay que decirlo todo, para más goce, eras un bebe como pintado por un ángel.

Todo esto es muy hermoso, y todos los niños del mundo deberían ser queridos en la misma medida, pero yo como madre, tengo la responsabilidad de educarte, formarte, y darte un buen modelo como persona y como mujer. Soy consciente de ello, y más de una vez casi me ha quitado el sueño, por otra parte llevo esa misión con mucha alegría, pienso que es la gran aventura de mi vida. Los hijos en manos de los padres sois un proyecto que todos queremos ver concluido.

Para realizar esta obra también tu tienes que colaborar, es un recibir, pero también un dar, todo esto es sencillo, y laborioso a la vez, esfuerzo y voluntad por tu parte es lo que necesito. Dios te dio una inteligencia y con ella debes trabajar fuertemente, si tienes capacidad para más, nunca te conformes con menos, sé generosa en todos los sentidos, empezando para ti misma.

Nadie en esta vida consigue nada sin trabajo, y si algo llega regalado es muy difícil darle el valor que en realidad tiene.

Para estar satisfecha contigo misma tienes que formarte paso a paso, que el trabajo y el esfuerzo sean tu bandera, y que el amor de tus padres y la FE que tienes sea tu alimento moral y espiritual, para hacerte fuerte y segura.


Un abrazo,
mama - 1993