¿ESTUDIAS O TRABAJAS?

Entorno a esta frase se podría hacer el guión de una película en clave costumbrista, con un toque de tragicomedia y con un ambiente de fondo de toda una época bastante reciente. Tan reciente como fueron aquellos años de mi adolescencia y juventud. Por exigencias del guión, esos dos fogonazos de mi vida se apagaron, quedando como opaca nube en el recuerdo. Alguien o algo se había encargado de impedir que viviese con todas sus consecuencias ese paréntesis de mi vida. En mi familia no se andaban con paños calientes; si tu personalidad se estaba reafirmando; o si nadabas en un mar de dudas; pues te apañabas como podías. De no poder estudiar, ya sabias lo que tenías que hacer: a trabajar y a callar. En honor a la verdad y haciendo el análisis desde la madurez, he de decir, -casi con orgullo que yo no era de las qué cataba fácilmente, creo que fui bastante peleona, por lo que tuve que pagar en más de una ocasión con el humillante precio del tortazo.

En el terreno familiar, había que ser madura antes de tiempo, responsable y buena hija. Y si de paso podías compaginar el inicio laboral con una formación académica, es decir, buscarte la manera de ampliar tus estudios, mejor para ti. Se que algunas y algunos de aquellos precoces luchadores", llegaron a la universidad compaginando sus trabajos, yo me quedé un poco más corta, pero confieso que me siento satisfecha. Fue un bachiller hecho después de una jornada de trabajo no muy cómoda. Hoy disfruto sintiendo que gracias a ese esfuerzo añadido, afloraron en mi un sin fin de inquietudes que voy canalizando y dándoles sentido a medida que transcurre la vida. Mi curiosidad intelectual nació y siempre estará viva.

Fueron unos años en los que no era tan complicado encontrar trabajo como creo que lo es hoy. Nos iniciábamos en el mundo del empleo con pocos derechos y con muchas obligaciones; no había que pasar por macro-exámenes; ni había que presentar esos compactos currículos. En realidad la mayoría éramos mano de obra, y eso era muy necesario en las pequeñas o grandes empresas que afloraban, y digo mano de obra, porque casi en su totalidad el trabajo se realizaba manualmente: Mecanógrafas que dábamos 400 pulsaciones por minuto en aquellas ferrosas y rudimentarias máquinas. Telefonistas con montones de circuitos, cables y clavijas, para hacer posible la comunicación. Archivos grandes y torpes con miles de datos guardados siguiendo la más primitiva lógica para su identificación... y un sin fin de trabajos que salían exclusivamente de nuestras manos. También es verdad que se encontraba trabajo porque ibas predispuesta a poner todo el empeño en ser la mejor, además de tener una moral impecable y ser buena persona.

Por aquella estaban bien definidas dos "categorías": trabajadores y estudiantes, estos últimos eran menos pero hacían mucho ruido. Se celebraban los famosos pasos de ecuador, que podían durar hasta una semana y comenzaban a aparecer las movidas estudiantiles. El cansino letargo de este país, tocaba a su fin y los estudiantes tomarían las riendas de un protagonismo que marcaría una etapa decisiva en la nueva sociedad que se estaba fraguando. Era frase obligada, dando los primeros pasos al son de una dulce balada ¿estudias o trabajas?, muchas veces de esta manera se rompía el hielo, para a continuación envolverse en un tímido abrazo y sentir a toda prisa latir un agitado corazón. Casi nunca fallaba, siempre surgía la pregunta. Seguro que en más de una ocasión ese fue el punto de partida para el inicio de una vida en pareja. Organizábamos los guateques como nuestros más fieles aliados para los emocionantes encuentros. Era un romántico comienzo, queríamos soñar por encima de todo, quizás porque nos habían engañado un poco, quizás porque en los años grises de este país ser feliz parecía que estaba penalizado. Lo cierto es que unos con su causa, y otros con la suya, todos teníamos necesidad de desterrar la hostilidad y de cambiar el mundo. Se percibía y se necesitaba imperiosamente un cambio, y, mientras esto sucedía unos a otros nos preguntábamos ¿estudias o trabajas?

Pepa Fernández, 08-03-02

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