UN ARBOL EN LA MIRADA

Siempre era fiel a mi mirada, cada mañana le observaba desde mi ventana. Pudo mantenerse erguido ante vendavales o asfixiantes sequías. Sobrevivió a los envites de tantas emanaciones asesinas, despedidas como si de sables se trataran por todos los motores incesantes que desfilaron bajo su copa enorme, pero armoniosa y con perfecta redondez. Con solo poner mis ojos en el, sabia la estación exacta en la que me encontraba.

En invierno se desnudaba y sin pudor mostraba sus ramajes, como si se tratara de enmarañadas arterias. En primavera era todo el macula de un blanco resplandeciente, con su floración a modo de racimos, que por un corto espacio de tiempo ejercían su poder con belleza impenetrable, quizás porque eran flores de corta vida, acabando estas en volátiles migajas blancas. Una vez desnudo de su ornamento, arremetía con fuerza su atuendo veraniego de un verde atrevido y compacto. Sus miles de hojas, cansadas de tanto sol, envejecían en septiembre y comenzaban a gravitar, a la vez que con mucha pereza dejaba caer sus frutos, como si de una madre se tratara, que se resistiese a abrir la puerta para que salgan sus hijos ya adultos.

Fueron muchos anos de mi vida viéndonos y sintiéndonos cerca, árbol de mi mirada, y, ahora por imperativo urbanístico, basto solo un toque de una mostrenca pala para tirarte por tierra. Sin perder tu porte majestuoso te arrastraron, lo mismo que arrastra el viento una hoja en el otoño, tal vez envejecido y cansado de ser tan generoso y de hacer de bastión en esta jungla humana.

Ahora cuando abra mi ventana, me consolare dibujándote en el aire.
Pepa Fernández Marzo 2006

¿Que quieres ser cuando seas mayor?

Vivimos de acuerdo a la enseñanza que recibimos, y, también un poco o un mucho, según las aspiraciones y los esfuerzos que hayamos puesto para encarar la vida..

Ya en el ecuador de ella, después de haber gastado y en muchos momentos degustado, esa mitad de mi existencia, con todas sus consecuencias, y asumiendo que no hay segunda oportunidad. Me hago una pregunta, que creo, en su momento nadie me hizo, quizás porque por entonces los niños éramos moneda de poco valor.

Y, precisamente ahora, cuando todos mis coetáneos se afanan en planificar la etapa pasiva, pues yo me pregunto: ¿Que quiero ser cuando sea mayor? :

Quiero ser niña y mantener por siempre la capacidad sorpresiva.

Quiero ser niña y a pesar de mi rostro cuarteado, que mis ojos brillen con la chispa de la niñez

Quiero ser niña para no estar de vuelta de nada, y si de ida de todo, que mi mente este dispuesta para aceptar cualquier lección

Quiero ser niña que necesita la ternura y la da sin nada a cambio.

Quiero ser niña porque el mundo esta deseoso de la generosidad de los niños y asqueado de la especulación de los mayores.

Quiero ser niña para practicar la amistad como solo los niños saben hacerlo.

Quiero ser niña, porque de alguna manera alguien robo mi niñez

Quiero ser niña y conservar mi corazón lo mas limpio posible, hasta que el cofre que lo guarda no sea más que polvo juguetón, al capricho de la brisa en cualquier orilla marinera, como si cometa de una niña fuera.

Pepa Fernández Gijón, -Abril 2004-

Dedicado a mi amiga Inma –La Mallorquina-Desde esta puntita del cantábrico, para que lo lea desde su rincón Mediterráneo.‑

GIJON Y SUS PLAYAS

Si tuviera que conservar en mi mente algo muy especial de Gijón, elegiría sin dudarlo ni un momento, la playa y el mar que lo bordea y forma parte de su paisaje.

A veces quiero imaginar como seria Gijón sin mar, y lo que elabora mi imaginación, no me gusta nada. Imagino una ciudad lúgubre, cerrada, con la sensación de chocar contra un muro, (que no es precisamente el de San Lorenzo), no seria tan desinhibida, ni tendría la brisa pura que trae el mar y se cuela en nuestras vidas. Sus gentes serian mas anodinas, no estarían tocadas por esa espontaneidad, que parodiándola puede ser, salero que venga de la sal del mar.

Nací como quien dice a su orilla y siempre tuvo para mi un significado muy especial, confieso que entre ese mar y yo existe mucha complicidad. Hubo épocas anteriores en las que no pasaba un solo día sin acercarme a su orilla. Necesitaba imperiosamente sentirla a mi lado, escuchar el romper de sus olas y disfrutar oliendo el salitre que solo puede desprender un mar como el nuestro. Todo esto me transmitía serenidad y a la vez su fuerza me ayudaba a sentirme mas viva.

En Gijón hay o hubo más playas que la de San Lorenzo. En mi infancia fue Aboño (hoy convertida en Central Térmica), donde aprendí, primero a chapotear y mas tarde a nadar. Tenia esta playa magnificas dunas, formadas allí por capricho de la naturaleza, si se hubiesen conservado, hoy seria lugar protegido por excelencia. También estaba Jove, La Cagonera (hoy tiene un nombre mas ortodoxo), Estaño, La ñora y cantidad de pedreros y acantilados. Gijón, no puede librarse de ese collar marino. Pero, es esta playa ciudadana, la que enloquece a más de un gijonés, es tan gentil que llega hasta las puertas de nuestra casa. Estoy segura que esta hermosa playa fue y es testigo de muchos encuentros y algún desencuentro, escenario de incipientes amores, que sobre su dorada arena y bendecidos por la brisa son capaces de ver toda la belleza que encierra como solo la pueden ver los enamorados.
Pepa Fernández -Mayo 2004‑

A mi amiga castellana

De aquel momento casi por casualidad, nació una amistad, lo suficientemente profunda como para mantener siempre viva la conexión entre nosotras, aunque existan paréntesis, no son obstáculo para que funcione un interés personal y reciproco.

Pienso que me vino muy bien conocer ese matiz austero que tu tienes, esa sosegada visión a la hora de hacer una critica, ese dar el autentico valor a las cosas. En una palabra no mirarse tanto al ombligo como solemos hacer por estos lares. Yo diría que sin ser la nuestra una profunda relación, hay en ella la suficiente química, para que tenga un verdadero significado.

Quizás yo sea muy receptiva, quizás tu sin darte cuenta poseas un exquisito don de la personalidad, se suele llamar atraer o persuadir, yo lo dejo en algo innato que hace mas fácil las relaciones sociales, y, sobre todo las concernientes al vinculo familiar. Así que pase lo que pase, nuestro nivel de comunicaci6n siempre habrá sido positivo y lleno de ese toque castellano, pero, sobre todo cargado de nobleza por ambas partes, utilizo esta dogmática palabra para nombrar a uno de los mas hermosos valores. Ha merecido la pena en mi ya madura vida el haberte conocido, siendo compañeras en diversos instantes de este maravilloso fogonazo que es la vida, sin quitarle su lastre de dudas, preocupaciones, anhelos... y como no, también alegrías.

Pepa Fernández 29-09-03

AMIGA, PRIMA, HERMANA

Pongo el AMIGA por delante, porque considero que para el disfrute y gozo que produce una amistad, tiene que existir sobre todo el vinculo de la libertad y de la generosidad, y hacer con estos ingredientes un sentimiento que está por encima de la razón y con el que se llega a construir una relación entre personas, más sólida muchas veces que la propia relación familiar.

Los que tengan la suerte de vivir la sensación de estar bajo el efecto de fluxión de una corriente que no es de sangre, pero que es desprendida y conciliadora, grata e incondicional, pueden sentirse afortunados, porque llegaron al nivel más alto y más noble de las relaciones entre personas. Esa relación, que se firma en el aire, que no está sujeta a ningún condicionante burocrático, que surge por azares y coincidencias y por buenas voluntades entre personas; y que en muchos casos dura inquebrantablemente toda una vida, es el acto más autentico y bello que puedan llevar a cabo los seres humanos.

Al plasmar en el papel este sentimiento, y pensando en mi pequeña historia, tengo que unir la palabra amistad a la de PRIMA. Porque la naturaleza así lo quiso, nos distanciamos un mes en nuestra existencia; aquí ya viene el genérico para las dos: somos nietas de unos mismos abuelos, hijas de dos hermanas, y, por lo tanto primas. Pero no unas primas más dentro de un tumulto familiar. Ocurrió algo especial, sobre todo en la primera etapa de nuestra vida. Nos cincelaron en el mismo ambiente y en el mismo hogar. Allí se cimentó la solidez de nuestros sentimientos, uno por imperativos de índole familiar, y otro, porque las dos nos empeñamos en ello con cabezonería; pasara lo que pasara, era más fuerte lo que nos unía, quizá porque compartimos plato y cama, peleas y conciliaciones, juegos y picardías…Pero lo que si quedo claro es que siempre estaríamos, ahí, la una para la otra.

Lo de HERMANA unido a amiga y a prima es lo más. Yo tengo una hermana, y que duda cabe, que fue y es importante en mi vida. Pero es que esa otra "hermana", es otra cosa. Es haber encontrado la formula magistral para que la corriente de la complicidad no pare; es saber que no te falla; es compartir penas y alegrías, dudas y soledades; es el complemento que te hace fuerte; es valorar y respetar las diferencias. Es en definitiva saber que no estas sola, porque algo muy profundo ha enraizado en ti, y eso es esa "hermana" peculiar, que lo es, sin estar sujeta a ningún canon, y que esta por encima de dogmas y leyes.


PEPA FERNÁNDEZ 2006