LA BELLEZA DE UN SONIDO

Entre todos los sonidos que existen, hay uno que tiene el poderoso valor de identificar a cada persona. Todos tenemos voz, pero no hay dos iguales. Hay voces melodiosas, broncas, chillonas, dulces, apagadas, melindrosas, cadenciosas..... y algunas más para poner sonido a cada uno de los mortales.
Creo que la voz es uno de los atributos que mejor adorna a una persona. La voz a veces llega a tener tal magnetismo, que no se quiera ni un segundo estar sin oírla, sin sentirla cerca, puede imantar todo un espacio. Hay algún tono de voz tan envolvente que el simple hecho de oírla hace que te sientas feliz o protegido, o porque no, atontecido escuchándola, en ocasiones puede llegar a ser el detonante para el inicio de la aventura amorosa.
Cuando iba a ser madre, me preguntaba que voz tendría mi hija, luego comprobé lo rápido que ella conoció la mía; como con apenas días notaba que era yo la que le hablaba. El primer sonido que salió de su boca, no lo olvidaré. Igual que no olvidaré la voz de mi padre, es curioso como en el recuerdo y con el paso del tiempo, se puede desfigurar su rostro en mi mente, y, sin embargo el sonido de su voz permanecerá siempre vivo en mí.
Las voces son invisibles telarañas donde todos estamos prendidos, y la voz es el sonido más perfecto que se haya fabricado, es la música de fondo de esta pieza teatral que es el mundo, sin esa música los personajes no tendrían vida.
Estoy sentada en el silencio de mi casa, y de repente oigo una voz hermosa y familiar: es mi madre.
Pepa Fernández 27-11-05

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