PEQUEÑOS GRANDES DIOSES

Más de la mitad de los seres que habitan este complicado y único planeta habitable pasan verdadera hambre o están a dos palmos de pasarla, o, en el mejor de los casos, cada día que amanece tienen que afrontar el reto de la subsistencia. Hacen su reválida diaria para engullir algo y así mantenerse con vida hasta el día siguiente para volver a comenzar. Esta sangrante realidad convive en este espacio llamado mundo, quien sabe si por maquiavélicos intereses, con otra poderosa realidad, (nunca mejor dicho, lo de poderosa).

Estas dos crudas verdades, por contrapuestos motivos, nos enciende el faro de la indiferencia constantemente. La segunda casi siempre mira para otro lado cuando pasa por su puerta la primera. La segunda es esa porción de cohabitantes del mencionado espacio, no son tantos como los otros, pero son suficientes para casi siempre sembrar el escándalo. Son los que cincelaron y forjaron su mundo dentro del otro, poniendo muros indestructibles. Son los que todo lo compran o lo venden, según intereses de mercado, incluidas las personas. Son los que los sentimientos, hace mucho que dejaron en el desván, junto a los trastos. Son los que extraen formulas de la chistera, para salir airosos de cualquier incordio. Son los que tejieron gigantescas telarañas de poder, a modo de brazo aniquilador ante cualquier intruso. Son los que ya pasaron la imaginaria frontera de la realidad, y, pululan por encima del bien y del mal. Son esos a los que vivir de lo que ganas honradamente les suena a algo risorio. Son en definitiva monstruitos disfrazados de humanos.

Solo tienen un problema, que de momento no han resuelto, y es estar en más de un sitio o lugar a la vez. Porque claro, si estoy en la mansión de la playa, y coincide con el safari de Kenia, ¡que fastidio¡; si estoy en la Isla de Java recibiendo tratamiento anti estres, no estoy en la mansión de Los Campos Elíseos; Y si acudo a las Islas griegas en el yate, posiblemente me coincida con el campeonato de golf, ¡y vaya faena¡; cuando voy a la casa de la montaña, tengo que dejar a buen recaudo la casa de la ciudad, por lo que pueda pasar, etc.. Y claro es un verdadero y a veces triste problema, es una molesta contrariedad, no poder estar, por lo menos, en dos sitios a la vez. Y así estos deshumanos viven un sin vivir. Aunque con el vertiginoso avance de la tecnología, un día de estos igual queda resuelto este conflicto, y se puede estar y disfrutar de dos lugares a la vez, claro está, físicamente, porque con el espíritu, si es que aún lo conservan, lo habrán puesto en práctica a menudo.

¡Ah! luego queda la tercera realidad, que somos el resto y con ojos de horror miramos a ambos lados y lo que vemos nos deja predispuestos para no creer ni en nada ni en nadie. Que conste que no es catastrofismo, que encima, tenemos un corazón que no nos cave en el cuerpo, faltaría más.
Pepa Fernández
Julio 2006

No hay comentarios: