REFLEXIONES CON UNO MISMO AL CAER LA TARDE





Pensando en honestidad, en respeto con el otro, en hacer el bien a cualquiera, en generosidad, en perdón, en tolerancia, en comprensión, en amor….¿estaré pensando en Dios?

¿Y por qué no?

Si pensando en El me impregno de estos valores, si mi conducta es comprometida, si aleje de mi la ñoñeria y el sermón simplón, si mi vestido de fe creció también con mi persona, creo que voy bien equipada para este viaje que es la vida.

Si a El me agarro en algún momento de mi camino para llevar una digna forma de conducta, pues que bien, si de El me valgo para ser un poco mejor, pues estupendo. Si no me basta con lo que veo o toco, si aspiro a tener una moral impoluta, si, en fin, pienso que todos tenemos algo de sobrenatural…¿ porque no puede estar en el origen de mis anhelos Dios?. Si no estuviera, da igual, estarían los otros; a ellos tendré en cuenta a la hora de manifestarme, a la hora de relacionarme; por ellos prevalecerá ante todo y sobre todo mi orden de valores, ellos serán los receptores de mi ser y mi sentir, y precisamente cuando llegue la noche, porque procuré hacer el bien dormiré placidamente.

Con Dios o sin Dios todos podemos ser maravillosos, y si lo divino nos cuesta admitirlo, siempre nos queda lo humano.



PEPA FERNANDEZ
(23-07-07)

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